HISTORIA
DEL REMO VASCO
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Primeramente,
es conveniente aclarar la distinción de dos conceptos en torno
al remo vasco, que, evidentemente, se relacionan estrechamente: historia
y prehistoria. El primero de ellos, el concepto de historia, se referirá
al origen y a la evolución del deporte del remo, mientras que la
idea de prehistoria tendrá como eje el analísis de sus precedentes,
las actividades realizadas por los vascos que dieron origen al remo como
competición.
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Prehistoria: origen
del remo
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Al
analizar el surgimiento del deporte del remo en Euskal Herria, es necesario
fijarse en labores que, tal y como ocurría en otras culturas, el
hombre desarrollaba como método se subsistencia. Por una parte,
uno de los precedentes de la competición remera fue la actividad
de la pesca. Los pescadores vascos pugnaban por arribar al puerto en primer
lugar con el fin de vender al mejor precio el pescado capturado, lo cual
dió lugar a disputas entre las cuadrillas conformadas por aquellos.
Juntamente con la actividad de la pesca, sin embargo, existía otro quehacer diario que es considerado también como precedente de la competición remera: el atoaje. En puertos de dificil acceso, como los de Bilbo o Pasaia, los grandes veleros eran remolcados hasta su interior por hombres que utilizaban traineras. Tras avistarse desde la atalaya los barcos que se dirigían al puerto, las traineras recorrían grandes trayectos en dura lucha, con el fin de hacerse con el excelente salario pagado por aquel trabajo. Del mismo modo que ocurriera con la actividad pesquera, el atoaje dio origen a desafios de traineras. |
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Historia: regatas organizadas
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Paralelamente
a estas disputas surgidas tanto entre los hombres dedicados a la pesca
como entre los que practicaban el atoaje, se producían desafios,
que evolucionaron en la organización de las primeras competiciones.
La primera de estas de la que se tiene noticia, sin embargo, no fue, de
ninguna manera, una mera apuesta. Traineras de los pueblos de Mundala
y Bermeo se enfrentaron nada menos que para decidir la propiedad de la
isla de Izaro, cercana a ambas pueblos, y que, finalmente, acabó
en manos bermeotarras. Por otra parte, en Pasaia, a mediados del siglo
XIX había tres traineras que se dedicaban a la actividad del atoaje,
dos de San Juan y una de San Pedro, y en 1854, con motivo de las Fiestas
de Donibane se celebró una regata, siendo vencedora la trainera
sanpedrotarra.
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Las
Regatas de La Concha de Donostia. Además
de los enfrentamientos citados, se disputaron más regatas en nuestras
aguas, pero hubo una que se convertiría con el tiempo uno de los
pilares del deporte del remo: la Regata de La Concha. En 1871 las traineras
de Hondarribia y Pasaia protagonizaron un desafio cuyo eco traspasó
las fronteras de ambas villas, y que dió origen, años más
tarde, a la que sería la regata más famosa y de mayor prestigio:
la Bandera de La Concha.
La espectación que suscitó el enfrentamiento entre hondarribitarras y pasaitarras perduró en el tiempo, y en 1879 se celebró en Donostia, ya entonces importante ciudad turística, una regata con los mismos participantes del mítico desafio. Se organizaba así, pues, la primera edición de la cita donostiarra, donde la victoria fue para los pasaitarras, tal y como sucediera siete años antes. En adelante, la Bandera de La Concha tuvo una continuidad casi anual, lo que, entre otras razones, la convirtieron en referente excepcional en el mundo del remo vasco. |
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Tres
épocas. Las Regatas de La Concha,
desde su inicio en 1879 hasta la edición 125 de 2004, ha tenido
interrupciones, cambios y una lógica evolución. La regata
donostiarra, y, por extensión, el remo vasco, ha tenido tres épocas
bien diferenciadas que se pueden señalar de la siguiente manera:
1. Los pescadores y, en general, los hombres de mar, eran ya remeros por su misma actividad, y casi no necesitaban un entrenamiento específico para tomar parte en las regatas. Esta época abarca desde los años de las primeras regatas, hasta, apoximadamente, finales de la década de 1920. 2. A partir de la citada década, se prodigó la utilización de embarcaciones con motor de vapor, tanto para la pesca como para otros transportes. Ello trajo consigo, paulatinamente, el que las tripulaciones realizaran una preparación específica de cara a las regatas, lo cual constituye el rasgo distintivo de ésta época. |
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3.
La llamada Era Moderna del remo vasco fue iniciada, concretamente en el
año 1970, por el entonces recién fundado CRO de Orio. Aquel
año, los llamados aguiluchos revolucionaron el remo vasco al aplicar
a la trainera lo aprendido en la modalidad olímpica, que pocos
años antes habían comenzado a practicar. Conceptos como
preparación física planificada y controles médicos,
junto con una revisión de la técnica empleada en el remo
de banco fijo, fueron adoptados por el resto de los clubes vascos, vistos
los extraordinarios resultados obtenidos por los oriotarras.
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Remo
vasco y olímpico, unidos. Aunque
la influencia de la modalidad olímpica en las traineras ocurrió
con la citada irrumpción de los oriotarras en 1970, el remo olímpico
tenía antecedentes en nuestras aguas. Ya a principios de siglo
en el Pais vasco-francés, en Iparralde, existían clubes
que practicaban el remo olímpico, sobre todo en la localidad lapurdina
de Baiona. En Euskadi sur, y de alguna como predecesor del CRO (Club de
Remo Olímpico) de Orio, el Ur-Kirolak donostiarra practicó
el remo moderno desde la década de 1940. En un principio se limitó
a la modalidad de la Yola, con asiento móvil, aunque sin chumaceras,
elemento característico del remo olímpico. No obstante,
a partir de los años cincuenta se iniciaron en el remo olímpico,
logrando erigirse en pocos años en el primer club del Estado español.
Orio fue el primer club que compaginó con éxito las dos modalidades, pero, en adelante, otros clubes como el Itsasoko Ama de Santurtzi, el Kaiku de Sestao o el Koxtape sanjuandarra compitieron al más alto nivel tanto en traineras como en la modalidad olímpica. |
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